La sensatez posiblemente no ha sido el valor más brillante del área patriota en los últimos años pero se ha llegado a un momento en que creo que se ha perdido absolutamente el norte.
Doce de octubre de 2.010: manifestaciones de distintos partidos patriotas en Toledo, Melilla, Valencia, dos concentraciones en Barcelona ¿Quién da más? Sinceramente no creo que todos los partidos que se definen como patriotas puedan convivir bajo una única plataforma por múltiples razones de planteamiento ideológico o estratégico, pero el sentido común llama a por lo menos sentar unas mínimas bases de acuerdo para no llegar al esperpento más absoluto en que se ha convertido esta situación. Desde el Frente Nacional asumimos la necesidad de llevar a cabo un proceso de unidad entre partidos similares en el mensaje que se transmite a la sociedad, mensaje que sin duda tiene hueco, pero hasta nosotros nos tenemos que plantear y elegir si acudimos a la manifestación de nuestros socios en Barcelona o en Valencia.
Nuestro referente son algunos partidos europeos de los que estamos a años luz, primero porque no hay una marca o partido referente puesto que hay muchas micro-siglas que pelean y batallan entre sí, no hay el dinero necesario para tener garantías de establecer los mecanismos necesarios de propaganda y comunicación y con un preocupante disfraz político y una innumerable sopa de siglas es claro que nadie “puede dar un duro” por un partido del área patriota, ya estamos nosotros para hacer lo difícil imposible.
Y es que es muy difícil luchar contra la censura, el silencio y el acoso de los medios de comunicación, ante lo que es necesario hacer frente con una estructura sólida a todos los niveles: estructura humana, económica, cultural, legal, de comunicación y de propaganda; sin embargo todo esto es una quimera cuando la única preocupación de los partidos del área es ver como pegarle un codazo al de su lado.
Hemos llegado al punto, que con la intención de buscar dinero oscuro o tratar de buscar referentes “neocon”, ya no todos los grupos que supuestamente surgen de nuestro entorno tienen claro que el enemigo es la globalización que asola Europa, que el enemigo es por igual nuestra pérdida de identidad y esencia cultural, y hay quien al estilo de Jiménez Losantos o Cesar Vidal se agarra a las zarpas yankee-sionistas en busca de su salvación produciendo verdaderas nauseas. Igual de patético resultan quienes se camuflan como pseudo-separatistas para que no les identifiquen con España por aquello de las cuentas electorales.
Una mínima colaboración y respeto es definitivamente una obligación para las raquíticas siglas de la denominada área patriota, una unidad sincera por sectores ideológicos y estratégicos, sin permanentes maniobras en el patio trasero y, en definitiva algo de ilusión, porque cada día entiendo más que sean legiones los patriotas sin partido.
Fernando Cantalapiedra.
